Guía para tu bienestar sexual

¿Cómo es abortar? 3 testimonios contra la estigmatización

¿Cómo fue mi experiencia al abortar? - redactado por Malvestida para MdeMujer

En México el aborto está despenalizado, sin embargo, aún falta un largo camino para que todas las mujeres y personas con capacidad de gestar puedan acceder a él sin estigmas y de forma informada y gratuita. Estas son las historias de mujeres que decidieron abortar. 

Nadia Bernal – Malvestida

Nota de la editora: *Los nombres fueron cambiados por privacidad. 

 

El Hospital General Ajusco Medio, ubicado al sureste de la Ciudad de México, era el lugar más cercano al que Gema* podía acudir a realizarse un aborto. 

Tomar transporte público desde una colonia ubicada en la periferia en plena crisis sanitaria por COVID-19, enfrentarse a la falta de información de los servicios de salud  y la burocracia para acceder a una interrupción legal del embarazo (ILE) fueron algunos de los motivos que la llevaron a elegir un aborto autogestivo en casa.

«En mi búsqueda de una clínica ILE, me di cuenta que en las periferias hay muy pocas. Cuando llegué al lugar, inmediatamente un policía en la entrada me dijo que ahí no era y yo ‘¿cómo?, si en internet me está diciendo que sí’. Fue muy problemático eso, es como desincentivar a la gente a que lo haga. El personal no está sensibilizado», cuenta Gema a Malvestida.  

Acompañada de amigas y con pastillas de misoprostol bajo la lengua que compró en la farmacia como contemplan varios manuales de organizaciones como MdeMujer, basados en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), su proceso de interrupción del embarazo pudo concluirse de forma segura. 

«Tenía mucho pánico. Aunque me sentía capaz de hacerlo sola, estar acompañada me hizo sentir más tranquila. Una de mis amigas es médica, ella me brindó toda la información y me estuvo monitoreando por mensajes en línea. Mi otra amiga estuvo conmigo físicamente», recuerda. 

Realizar su aborto en casa le permitió vivir de forma más íntima su proceso. El acompañamiento de sus dos amigas le hizo sentirse respetada en todo momento. Además, estuvieron para recordarle que muchos de los síntomas que estaba atravesando eran efectos normales del misoprosotol, como náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos y  y diarrea. 

Con su proceso en casa, Gema pudo conectar con su cuerpo, pero también identificar los pendientes que tienen las instituciones públicas de salud para garantizar el aborto libre para todas las personas, aun cuando abortar en Ciudad de México es legal desde 2007. 

La autonomía del cuerpo y la información pública y verificada

Fer* tuvo que formarse desde muy temprano a las afueras de una clínica ILE ubicada en Iztapalapa, la más cercana a su casa. Tras hacer una larga fila a las 6 de la mañana, y no alcanzar ficha de atención, optó por un aborto en casa.

«Con una amiga fui a una clínica ILE, nos formamos desde la 6 de la mañana, pero era por ficha y no sabíamos eso y ya habían repartido las fichas y no alcancé. Estaba muy preocupada, triste y por eso decidí que prefería hacerlo en casa», indica. 

Su pareja fue a comprar misoprostol en una farmacia, medicamento que es de venta libre y que desde los años 80 fue descubierto por mujeres brasileñas como fármaco para abortar de forma segura y fuera del sistema médico. 

Desde entonces, el aborto con misoprostol solo, o combinado con mifepristona, es uno de los métodos recomendados por la Organización Mundial de Salud (OMS). Por ello, la propia organización tiene un manual con información segura para hacer el procedimiento de forma autogestiva. 

Esa información fue a la que tuvo acceso Gema. Supo cuántas dosis tomar, en dónde conseguir el medicamento e identificar los signos de alarma a los que tenía que estar al pendiente durante su procedimiento en casa: sangrado abundante por dos horas o más, fiebre mayor a 38 grados de forma prolongada mayor a 24 horas, sangrado con olor y color distinto al de una menstruación habitual y signos que pudieran indicar alergia al medicamento, (picazón, inflamación en manos, cuello y cara y dificultad para respirar). 

«Busqué mucha información en Internet, incluso hubo un manual que encontré en pdf que decía cómo hacerlo en casa y me fue de bastante ayuda. Empecé a las 8 de noche y estuve atenta a mi cuerpo; si algo salía mal, ya tenía establecido a dónde ir por atención médica y tenía listo mi carnet del seguro social». 

Sin embargo, no fue necesario buscar atención médica. Para Gema, abortar se sintió muy parecido a tener su periodo menstrual . 

«No me dolió tanto y fue raro porque pensé que no había funcionado y la verdad el proceso fue como cuando me llega mi periodo. Todo mi proceso fue con información pública, una amiga y mi hermana me dijeron que estarían al pendiente por cualquier cosa», dice.

Guía sobre el aborto: cómo ocurre, costos, dónde realizarlo y más 
Guía sobre el aborto: cómo ocurre, costos, dónde realizarlo y más

Abortar de forma segura en contextos de clandestinidad 

Regina vive en Querétaro, uno de los estados —junto con Guanajuato— con mayores restricciones en el código penal para acceder a un aborto legal, seguro y gratuito.

La causal salud ni siquiera está contemplada en su marco normativo y, hace unas semanas, la Secretaría de Salud de la entidad afirmó que en los centros de salud y demás unidades médicas de Querétaro todavía se pide la orden de un juez para que el aborto por violación se garantice, aun cuando la NOM-046 establece lo contrario. 

Hace seis años, Regina tuvo que trasladarse a la Ciudad de México a una clínica ILE para realizar su procedimiento. Tenía 19 años y en ese entonces la información acerca del aborto en casa no era tan accesible. 

Su proceso de atención por parte del personal médico estuvo lleno de matices. Por un lado, mientras esperaba en la fila para ser atendida, grupos antiderechos disfrazados de personal de salud le intentaron hacer cambiar de opinión, incluso la llevaron a una camioneta en donde le practicaron un ultrasonido falso. Ésta es una práctica que hasta el momento se sigue realizando. 

Otras de las cuestiones es que personal de la clínica ILE mostró falta de sensibilidad en su atención. «Un enfermero le dijo a un chica que estaba a lado de mí, y que estaba muy nerviosa, que pues no abortara, en un tono muy despectivo, era un trato muy hostil», recuerda. 

Ella aclara que, en realidad, el procedimiento por aspiración manual endouterina (AMEU) fue muy rápido. Aunque fue informada del protocolo médico, posteriormente vivió otras formas de violencia obstétrica, como la colocación de un método anticonceptivo sin desearlo.

«En ese momento forzosamente tenías que elegir un método anticonceptivo. Dije que sí y no me explicaron más, me lo pusieron, sentí que dijeron que tenía que usarlo porque había ido a abortar. A mí no me explicaron nada de ese dispositivo y pasaron 6 meses que no tuve menstruación y que me sentía super mal, hasta que me lo tuvieron que sacar de urgencias aquí en Querétaro».

Regina agrega que le hubiera gustado que le explicaran algunas cosas, como que nadie iba a poder acompañarla dentro del consultorio. Y que el personal de salud hubiera tomado en cuenta su condición mental, pues le administraron medicamentos sin considerar su tratamiento psiquiátrico. 

 

El acompañamiento y la urgencia de desestigmatizar el aborto autogestivo 

Pese a la despenalización del aborto en el país, aún existen restricciones an algunos estados. Es en estos contextos en los que el trabajo de organizaciones y colectivas es esencial para acompañar pero también brindar información a las personas que buscan interrumpir su embarazo. 

Existen colectivas y organizaciones que promueven los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y personas con capacidad de gestar. 

Para ellas existe una ausencia del tema en la agenda de las instituciones públicas, incluso en las universidades y en otras luchas de la sociedad civil. «Ahí entra el acompañamiento como toda una serie de esfuerzos políticos, éticos y, en parte, de redes de mujeres a las que nos preocupan», comparte la colectiva Graveolens en entrevista con Malvestida

 

Este es el caso también de MdeMujer, una organización internacional que, de la mano de safe2choose, brinda consejería sobre salud sexual y reproductiva en México y en países latinoamericanos con poco acceso al aborto, como El Salvador, Guatemala y Honduras. 

A través de su sitio web, la información que publican en sus redes sociales y, sobre todo, con su servicio de consejería, en MdeMujer responden diversas dudas que mujeres y personas con capacidad de gestar tienen al atravesar por la decisión de interrumpir el embarazo. 

Y es que aún existen muchas creencias erróneas sobre el aborto, como el temor a hemorragias o afecciones graves de salud producto de la informacion alarmista que rodea al aborto, especialmente cuando ocurre en casa. 

Como le ocurrió a Gema, muchas mujeres y personas con capacidad de gestar enfrentan comentarios estigmatizantes y discriminatorios cuando llegan a pedir información sobre el ILE. 

Por eso cobra relevancia el acompañamiento, en MdeMujer las consejeras ofrecen un espacio seguro y sin juicios ni burocracia, con el único objetivo de que la persona tome la mejor decisión para ella misma.

 


 

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